La Larga Marcha - Stephen King

Si hay un autor asociado al público de masas y conocido por este, pocos ejemplos mejores se vienen a la cabeza que el de Stephen King.
Inusitada resulta aquella novela suya que no haya sido adaptada a la gran o pequeña pantalla... por ahora.
Libros, guiones, cuentos... pocos son los que han establecido ese nivel de simbiosis con la industria cinematográfica.
Una industria al acecho y encantada ante la perspectiva de cualquier nuevo "vástago" salido de la pluma del autor.
 Pero si hablamos de esas excepciones, de esos trabajos no adaptados del autor, La Larga Marcha aparte de ser es uno de ellos, probablemente sea una de las historias de King menos conocidas.
Publicada en 1979, bajo el pseudónimo de Richard Bachman, alberga la curiosidad de haber sido la primera obra gestada por el autor.
Y aunque a King se le suele mentar como uno de los grandes nombres de la literatura de terror, lo cierto es, que cuando uno ha explorado varios de sus títulos acaba por descubrir que en su obra literaria predomina la ciencia ficción y/o fantasía frente a otros géneros.
Y ese hecho se reafirma con La Larga Marcha, una novela más próxima a la distopía que al género del que se empeñan en decirnos que King es portaestandarte.

He de reconocer que la idea sobre la que esta historia se sustenta es una de las más originales que he leído en mucho tiempo.
La Larga Marcha que da título a esta novela, es un acontecimiento a nivel nacional que se celebra en unos Estados Unidos de post-guerra.
En ella, 100 adolescentes se inscriben por voluntad propia para participar.
Todos ellos deben de caminar a un ritmo de 6.5 Km/H, aquel que baja de dicho ritmo recibe un aviso, y cuando alguien sobrepasa las tres advertencias, es ejecutado por un escuadrón militar que acompaña a los marchadores durante toda la competición.
¿La recompensa para el último competidor en pie?
Todo cuanto pueda desear.

La idea que da forma a la novela es simplemente soberbia, pero a mí me sucede algo curioso con King.
Siempre que me embarco en una de sus historias me acaba por llevar al mismo puerto.
Uno que siempre me lleva a la misma conclusión.
La de que este autor es un portento creativo, un maestro a la hora de crear historias intrigantes y originales, capaz de gestar ideas en géneros saturados y oxidados, pero que a la hora de desarrollarlas, siempre hay algo que chirria en ellas.
La gran inventiva de sus ideas siempre contrasta con la falta de talento a la hora de desenvolverlas y esta historia no es la excepción.

Para esta ocasión, el autor prescinde de prolegómenos, desde el capítulo uno nos vemos inmersos en el desarrollo de la marcha, acompañando a los participantes a lo largo de todas las páginas en su travesía por la carretera.
Y es a través de los pequeños retazos que los participantes van rememorando cuando el lector va advirtiendo las pequeñas pinceladas de cómo se organiza este "nuevo" mundo.
Una sociedad que se presupone en un orden de autocracia militar, en la que todo el poder es aglutinado por la figura de "El Comandante".
Pero King se obliga a no ceder ante esos detalles para centrarse en desmenuzar a los personajes a lo largo de la marcha, y es ahí donde se producen muchísimos altibajos
Stephen King

En primer lugar, la novela está completamente focalizada en el devenir de la competición y de sus participantes, estructurándose en una historia plagada de diálogos, disertaciones y reflexiones.
Por ello, el hecho de que los encargados de llevarlas a cabo sean muchachos de entre 16 y 17 se torna un tanto ambiguo e incoherente.
Por una parte encontramos que la mayoría de estas reflexiones son banales e ineficaces a la hora de sostener debidamente la duración de la obra, en parte por la juventud de los protagonistas, los cuales poco han experimentado de la vida, en parte por la incapacidad del escritor para construirlas debidamente, aunque paradójicamente, aquellas que resultan más profundas e interesantes acaban por resultar extrañamente impropias de personajes que páginas atrás (o adelante) espetan sandeces, propias por otro lado, de adolescentes hormonados.

Pero si hay un punto negativo en esta historia que me resulta sangrantemente, es en lo que a caracteres y personajes se refiere.
Aún a pesar de que son 100 participantes los que compiten (es evidente que no se puede dotar de "alma" a todos ellos) y se nombran determinados secundarios a los que se les intenta otorgar cierto "peso" en la historia, son solamente cuatro de ellos los que realmente protagonizan este relato.
No tendría por qué ser un punto negativo si no fuese por lo regular de la concepción en la que resultan.
Poca empatía me suscitaba el protagonista, ora por la mediocre construcción del mismo, ora por las motivaciones del mismo, las cuales brillan por su ausencia.
Y los mismo se extiende a los otros tres habituales, el compañero del protagonista, un irónico charlatán más enervante que simpático, el antagonista, totalmente plano cuya reiteración a lo largo de toda la novela bajo la frase "¡bailaré sobre tu tumba! acaba por volverse exasperante, y un misterioso personaje (quizás el más destacable de todo el libro) que realmente resulta intrigante aún a pesar de que decae en los compases finales.

Es esa falta de empatía para con los conductores de la novela me supuso una carencia bastante significativa, pues uno avanza a lo largo de sus páginas y al final acaba por importarle bien poco lo que les suceda a estos.
Pero no todo van a ser puntos flojos, hay que reconocer a King la habilidad para construir un relato que se sucede bajo las mismas premisas y el mismo escenario durante 350 páginas y que se mantenga entretenido, gracias sobre todo a esa narrativa marca del autor; simplista y poco sustancial, pero con ese "algo" que nos hace devorar página tras página.

La Larga Marcha es sin duda un libro menor dentro de la producción literaria del autor, y si bien resulta una lectura distraída, queda muy alejada de otras obras suyas como pueda ser "El Resplandor", por citar algún ejemplo.
No incide sobre la psique de los personajes debidamente, a los que uno acaba por coger cierta antipatía, algo que sin duda era el objetivo pretendido y acaba por resultar en un ejercicio desaprovechado y banal, si bien King se las compone para que al menos su lectura resulte amena.
No hay mucho más que rascar en esta historia, por ello yo la recomendaría únicamente para admiradores del autor, para aquellos que quieran leer algo suyo, hay muchísimos mejores exponentes por los que empezar... o continuar.

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