Don Juan Tenorio - José Zorrilla


Quizás, hablar de una obra como la que nos ocupa se antoje un tanto superfluo.
¿Quién no ha tenido que estudiar la importancia capital de la obra de Zorrilla para con las letras españolas, más aún para el teatro?
¿Quién no ha tenido que leer, recitar o escuchar la siguiente estrofa?:
  
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor? 


Esta aura que vaga llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que está respirando amor?


Resulta verdaderamente difícil encontrar a un profano de dichos versos, y no es para menos, pues "Don Juan Tenorio" se erige como una de las obras más importantes del Romanticismo y del teatro español, una de las grandes simplemente.

Publicada en 1844 y plasmando el ideal romántico de la época, Zorrilla modela la que probablemente sea su obra más conocida en torno al arquetipo creado por Tirso de Molina, que no es otra cosa que la figura del seductor osado al que nada teme, ni ley o dama respeta; es decir, Don Juan Tenorio.
Sucede pues que nos encontramos ante un protagonista tan anacrónico para el lector de hoy en día como ideal de aquellos tiempos, adalid del movimiento y encarnación de todas esas pretensiones que anhelaban demarcarse de las tradiciones clasistas.

Don Juan Tenorio es un protagonista inmoral y pendenciero, egoísta y provocador, al que nada parece importar más allá del deseo de satisfacer sus pasiones y excesos.
Es un personaje con el que es difícil comulgar tanto en ideales como en acciones, mas no por ello carece de un aura de interés en torno a su figura, confeccionada elegantemente esta por el vallisoletano, que nos induce a mirar en el interior de su ser y de la que se sirve para recrear intensamente los principales postulados del Romanticismo.

José Zorrilla

La historia transcurre en dos actos, ambos desarrollados en una única noche pero con una diferencia de cinco años entre ambas Parte esta, de la apuesta realizada entre Don Juan Tenorio y Don Luis Mejía,(el otro gran protagonista), mediante la cual pretendían dilucidar quien había obrado peor en el curso de un año, así como quien seducía más doncellas o más veces se batía en duelo.
Don Luis, al resultar perdedor de dicha apuesta, desafía de nuevo a Don Juan a que seduzca a una novicia, este acepta, advirtiendo de que además hará lo propio con la prometida de Don Luis; Doña Ana de Pantoja.
A raíz de esta última circunstancia se precipitan una serie de acontecimientos que acabarán con un conflicto entre los implicados, así como con la familia y la prometida que también aguardaba a Don Juan Tenorio para su futura unión.

A muy grandes rasgos tenéis un frugal resumen de la obra, pues como ya sabrá el habitual del "blog", no soy nada amigos de reventar las historias o los giros que esta albergue.

Don Juan Tenorio ha resistido bien los embates del tiempo, y es fácil, 170 años más tarde mientras se escriben estas líneas, que se encuentre fresca y actual.
Ahora bien, es evidente que los ideales han cambiado desde entonces y no será del agrado de todo/as los conceptos (al menos literarios) que por aquel entonces regían.
La mujer es presentada como un ser débil e ingenuo, incapaz de valerse por sí mismo, a la espera de un porvenir prefijado por voluntades ajenas y como meros objetos de deseo.
Por otra parte, aunque la religión no juega un papel explícito, este sí es fundamental para los personajes, resultando en un anacronismo un tanto incomprensible para la finalización de la obra y la redención de las acciones.

Mas no por ello ha de eximírsele de una lectura obligada a esta obra.
Yo no soy particular devoto del teatro, siendo "La Casa de Bernarda Alba" mi favorita entre las pocas que he abordado, pero este clásico de las letras castellanas merece esa tarde (o dos) que sus ágiles páginas requieren, pues en ellas encontrareis algunas estrofas muy hermosas y dignas de admirar.
Y si sois degustadores del teatro, poco habrá que animaros, si es que no la habéis disfrutado por este entonces, a que os pongáis a ello.

Quizás te interese:

Bélver Yin (Jesús Ferrero)

La Tregua (Mario Benedetti)

No hay comentarios:

Publicar un comentario