Sorry - Zoran Drvenkar


Pudiera parecer hasta premeditado que el libro que nos ocupa en estas líneas tenga por título esa disculpa para con aquellas personas que hayan podido mostrar interés en este "diario de abordo" (cualquiera lo diría) que más por circunstancias que desidia lleva un tiempo aparcado. Trabajo y otros factores, es lo que puedo alegar en tibia defensa.
Desde esa última entrada de septiembre han sido muchos los libros que han desfilado entre mis manos, y aunque la situación actual me va a impedir dedicarle menos tiempo del que me gustaría a este proyecto, espero ponerme al día poco a poco.

Dicho lo cual, nos ponemos manos a la obra con "Sorry", novela escrita por un desconocido Zoran Drvenkar, oriundo de Croacia, y cuyo galardón a la mejor novela negra del 2010 comprendido en el premio Friedrich Glauser le ha servido de trampolín para asaltar las estanterías de un buen puñado de países, entre ellos, España.
Editado aquí por Seix Barral, con una simple pero efectista portada, de la que he de decir, no sin algo de vergüenza, que fue el elemento que en primera instancia despertó mi interés. Así que, aprovechando la oferta que acompañaba a la intrigante sinopsis, binomio inherente a mi síndrome de Diógenes literario, le busqué un hueco entre congéneres en mi biblioteca particular.

Sorry, es un ejemplo más de esa novela negra que tan de moda lleva en los últimos años.
Un relato duro, intrigante y fácil de consumir.
Ambientada en el Berlín contemporáneo, el autor arranca con un prolegómeno perturbador y sin concesiones hacia el lector, tan cautivador como efectista.
El problema, al menos en mi opinión, es que a continuación cae irremisiblemente en el error de introducir a unos personajes protagonistas, los cuales, si se pretende comenzar un relato de una manera tan refulgente han de estar a la debida altura para evitar que la sensación de "in crescendo" se pierda y se emplace al lector en una suerte de montaña rusa, entre capítulos espectaculares y otros de una composición más anodina.
Y eso es precisamente lo que ocurre en "Sorry", notablemente al principio y de una manera más sesgada en su desarrollo.

Continua al arrollador comienzo, la introducción de los personajes principales encargados de sustentar el peso de la obra, los cuales, desafortunadamente, no terminan de estar debidamente trabajados, resultando en más ocasiones de las debidas meras caricaturas de típicas películas "hollywoodienses" plagadas de irracionales clichés, que de retratos de gente corriente ante un suceso extraordinario; pues si uno se toma un respiro para imaginarse que haría ante esa situación, se antoja inverosímil actuar de manera similar en determinados momentos de la novela, y por ende, hace difícil empatizar o comulgar con ellos o la toma de las decisiones que sirven para desencadenar los acontecimientos.
Es por ello que el factor sorpresa se ve un tanto mancillado por lo improbable de algunos comportamientos o explicaciones que no hacen por más que ahondar en las grietas de una historia no del todo bien cimentada.


Zoran Drvenkar
Por otro lado, encontramos una línea argumental paralela narrada en segunda persona (tú te dispones a abrir la puerta cuando de repente encuentras...) y que sirven para identificar al comportamiento del antagonista.
Un recurso que sin duda aporta frescura y ameniza la lectura de una historia, que si bien no adolece de graves errores, en ocasiones da la sensación de no saber muy bien a donde dirigirse e incluso de embrollarse de una manera absurda y gratuita.
Aun así, Drvenkar encuentra la narrativa adecuada para que los pros de su historia se sobrepongan a los contras, y haciendo gala de un lenguaje simple pero perfectamente digerible (al puro estilo de la receta de King) avanzamos viento en popa por entre sus párrafos para conocer el destino de unos mejorables personajes cuyos epílogos acabamos por intuir en mayor o menor medida conforme nos acerquemos más y más a sus atropellados compases finales.
Un colofón que hace más bien que mal a la novela pero que no deja de resultar un tanto precipitado y brusco por momentos, como el engranaje que permite que la maquinaria funcione pero que resulta herrumbroso y tosco en su tarea.

Que no me entienda mal el lector, Sorry es una entretenida novela, intrigante en algunos momentos y un peldaño por encima de la mediocridad y que gustará tanto al habitual del género como al neófito que la sopese como iniciación, pero aun así, uno paladea en más ocasiones de las debidas ese ramalazo de sabor que desprende el encontrarse con una premisa original y llamativa, con todo por explotar y explorar pero escrita en ciertos momentos con señaladas carencias en las que no todo encaja como debería.

¿Merece la pena leer Sorry?
La respuesta es sí.
Es un agradable pasatiempo, muy alejado de otros referentes similares como pueda ser la obra de Harris o Christie, aunque estos últimos no puedan catalogarse como novela negra en su vertiente más pura, pero un paso por delante de la mayoría (que no toda) de la ingente producción literaria de los últimos tiempos.


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